La prueba se denominó “Conocimientos y Destrezas Indispensables”, abreviado CDI, y la susodicha la tenían que ejecutar los alumnos de 6º de Primaria, aunque en la actualidad también la hacen a “mitad” de ciclo, en 3º de Primaria. El estrepitoso resultado de los alumnos cuando accedían a la ESO –o incluso el abandono escolar prematuro sin siquiera alcanzar una titulación académica mínima- hizo que los responsables educativos analizaran qué estaba fallando; conocer si los conocimientos adquiridos durante 6 años en Primaria eran suficientes –y adecuados- para pasar de ciclo. Hoy, de hecho, se está constatando que tampoco los estudiantes universitarios están preparados para el día a día universitario, centrándose los colegios únicamente en que sus alumnos aprueben la selectividad, pero no en “entender” cómo funciona un curso académico universitario. De ahí que estudiantes con notas brillantes en ESO y selectividad suspendan el 80% de las asignaturas en determinadas carreras, principalmente ingenierías.
Volviendo con la CDI, los responsables implicados en el proceso educativo obtenían una información valiosa: poder orientar a los docentes respecto a los programas curriculares poniendo el foco en que dichos conocimientos sean debidamente “aprehendidos”, asimilados, comprendidos, de cara a poder estudiar cursos superiores; en este caso la ESO.
Así, los padres podemos saber en realidad cuán preparados están nuestros hijos para abordar un nuevo ciclo. Además de las preceptivas notas trimestrales y de fin de curso, un informe (breve) donde nos sitúan a los niños respecto a sus compañeros, tanto dentro del colegio como en la Comunidad Autónoma donde resida. Es decir, en términos comparativos podemos saber su marcha escolar, si necesita refuerzos, en qué áreas, etc. No obstante cabe matizar que la prueba de CDI es “eso”: conocer fácilmente la adquisición de las competencias más elementales del alumno hacia tres aptitudes: la comprensión lectora, la expresión escrita y el lenguaje matemático.
El resultado de estas pruebas están permitiendo que padres, profesores y responsables educativos tengan una idea mucho más clara respecto a cuál es la situación real del alumnado. Fruto de estas pruebas se han diseñado unas directrices tituladas Plan General de Mejora de las Destrezas Indispensables, que todo centro debe cumplir.
Como ya hemos dicho, la prueba de CDI además está sirviendo –como prueba de calificación externa (al centro)- como “vara de medir” para que las familias se decanten por uno u otro centro en función de los resultados académicos obtenidos por los niños. Suena lógico pensar que cualquier familia querrá que sus hijos estudien en aquel centro cuyos resultados de CDI sean los más elevados posibles, claro indicativo que los estudiantes están perfectamente preparados. Como no todo puede ser de color de rosa, también la prueba de CDI ha sido politizada con detractores que tildan a dicha prueba como una vuelta a etapas más “oscuras”. Por otro lado, la no obligatoriedad de efectuar la prueba ha llevado a algunos colegios a realizar la “trampa”, evitando que los alumnos con las peores notas efectúen dicha prueba. Así, al incrementarse el número de alumnos con mejores notas, también así será el resultado de CDI global del centro; o lo que es lo mismo: una mejor calificación externa que permita al colegio aupar puestos en el ranking.
En este ENLACE puedes acceder a algunas de las pruebas de CDI de matemáticas, lengua y dictados desde el año 2008 hasta la actualidad en la Comunidad de Madrid..
Más información: www.aula1.com
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